jueves, 12 de diciembre de 2013

¡COMO LOS PASTORES – INDIGENTES – NECESITADOS DE SALVACION! ¿QUE NECESIDAD DE SALVACION EXPERIMENTAS?


¡SITUATE!

Lucas capítulo 2

[1] Por entonces se promulgó un decreto del emperador Augusto que ordenaba a todo el mundo inscribirse en un censo. [2] Éste fue el primer censo, realizado siendo Quirino gobernador de Siria. [3] Acudían todos a inscribirse, cada uno en su ciudad. [4] José subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a la Ciudad de David en Judea, llamada Belén --pues pertenecía a la Casa y familia de David--, [5] a inscribirse con María, su esposa, que estaba encinta. [6] Estando ellos allí, le llegó la hora del parto [7] y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no habían encontrado sitio en la posada. [8] Había unos pastores en la zona que velaban por turnos los rebaños a la intemperie. [9] Un ángel del Señor se les presentó. La gloria del Señor los cercó de resplandor y ellos se aterrorizaron. [10] El ángel les dijo: ---No temáis. Mirad, os doy una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo: [11] Hoy os ha nacido en la Ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor. [12] Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. [13] Al instante se junto al ángel una multitud del ejército celeste, que alababan a Dios diciendo: [14] ---¡Gloria a Dios en lo alto y en la tierra paz a los hombres que él ama! [15] Cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían: ---Crucemos hacia Belén, a ver lo que ha sucedido y nos ha comunicado el Señor. [16] Fueron aprisa y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. [17] Al verlo, les contaron lo que les habían dicho del niño. [18] Y todos los que lo oyeron se asombraban de lo que contaban los pastores. [19] Pero María lo conservaba y meditaba todo en su corazón. [20] Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto; tal como se lo habían anunciado.

REZA CON

           Mateo capítulo 5

[1] Al ver a la multitud, subió al monte. Se sentó y se le acercaron los discípulos. [2] Tomó la palabra y los instruyó en estos términos: [3] Dichosos los pobres de corazón, porque el reinado de Dios les pertenece. [4] Dichosos los afligidos, porque serán consolados. [5] Dichosos los desposeídos, porque heredarán la tierra. [6] Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. [7] Dichosos los misericordiosos, porque serán tratados con misericordia. [8] Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. [9] Dichosos los que trabajan por la paz, porque se llamarán hijos de Dios. [10] Dichosos los perseguidos por causa del bien, porque el reinado de Dios les pertenece. [11] Dichosos vosotros cuando os injurien, os persigan y os calumnien de todo por mi causa. [12] Estad alegres y contentos pues vuestra paga en el cielo es abundante. De igual modo persiguieron a los profetas que os precedieron. [13] Vosotros sois la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá su sabor? Sólo sirve para tirarla y que la pise la gente. [14] Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad construida sobre un monte. [15] No se enciende un candil para taparlo con un celemín, sino que se pone en el candelero para que alumbre a todos en la casa. [16] Brille igualmente vuestra luz ante los hombres, de modo que al ver vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre del cielo. [17] No penséis que he venido a abolir la ley o los profetas. No vine para abolir, sino para cumplir. [18] Os aseguro que mientras duren el cielo y la tierra, ni una letra, ni una coma de la ley dejará de realizarse. [19] Por tanto, quien quebrante el más mínimo de estos preceptos y enseñe a otros a hacerlo será considerado el más pequeño en el reino de Dios. Pero quien lo cumpla y lo enseñe será considerado grande en el reino de Dios. [20] Porque os digo que si vuestra justicia no supera a la de los letrados y fariseos, no entraréis en el reino de Dios. [21] Habéis oído que se dijo a los antiguos: No matarás; el homicida responderá ante el tribunal.[22] Pues yo os digo que todo el que se deje llevar por la cólera contra su hermano responderá ante el tribunal. Quien llame a su hermano inútil responderá ante el Consejo. Quien lo llame loco incurrirá en la pena del horno de fuego. [23] Si mientras llevas tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene queja de ti, [24] deja la ofrenda delante del altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y después vuelve a llevar tu ofrenda. [25] Con quien tienes pleito busca rápidamente un acuerdo, mientras vas de camino con él. Si no, te entregará al juez, el juez al alguacil y te meterán en la cárcel. [26] Te aseguro que no saldrás hasta haber pagado el último céntimo. [27] Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. [28] Pues yo os digo que quien mira a una mujer deseándola ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. [29] Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo lejos de ti. Más te vale perder una parte de tu cuerpo que ser arrojado entero al infierno. [30] Y si tu mano derecha te lleva a pecar, córtatela y tírala lejos de ti. Más te vale perder una parte de tu cuerpo que terminar entero en el horno. [31] Se dijo: Quien repudie a su mujer que le dé acta de divorcio. [32] Pues yo os digo que quien repudia a su mujer --salvo en caso de concubinato-- la induce a adulterio, y quien se case con una divorciada comete adulterio. [33] También habéis oído que se dijo a los antiguos: No perjurarás y cumplirás tus juramentos al Señor. [34] Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es trono de Dios; [35] ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la capital del Soberano; [36] ni jures tampoco por tu cabeza, pues no puedes volver en blanco o negro uno solo de tus cabellos. [37] Que vuestra palabra sea sí, sí; no, no. Lo que pase de ahí procede del Maligno. [38] Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente. [39] Pues yo os digo que no opongáis resistencia al que os hace el mal. Antes bien, si uno te da una bofetada en [tu] mejilla derecha, ofrécele también la otra. [40] Al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica déjale también el manto. [41] Si uno te obliga a caminar mil pasos, haz con él dos mil. [42] Da a quien te pide y al que te solicite dinero prestado no lo esquives. [43] Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. [44] Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos, rezad por los que os persiguen. [45] Así seréis hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. [46] Si amáis sólo a los que os aman, ¿qué premio merecéis? También hacen lo mismo los recaudadores. [47] Si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? También hacen lo mismo los paganos. [48] Sed, pues, perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto.

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