domingo, 25 de diciembre de 2011

“Dios se encarna, asume y renueva toda, toda, toda nuestra realidad: la buena y la mala. No rechaza la realidad: la transforma según su manera de amar”


¡FELIZ NAVIDAD!
Sermón de Maitines, Palmanova 2011.

La realidad en aquellos tiempos:

En aquellos días apareció un decreto del emperador Augusto…  El primero durante el mandato de Quirino..  Mando que todo el mundo se inscribiera en su ciudad…  María y José subieron de Nazaret a Belén…  Estaba en cinta…  Dio a luz a un niño...  Lo envolvió en pañales.

La realidad ahora:

                En los tiempos actuales, recién estrenado gobierno de Rajoy…  Cuando la crisis económica se agudiza…  Cuando el poder del pecado sigue reinando en nuestros corazones ... Cuando las enfermedades nos agobian y asustan...  Cuando el ego sigue dominando mi propia vida.

                ¡Jesús sigue vivo y presente, en medio de este mundo y esta asamblea, afectando nuestros corazones!


 La realidad en aquellos tiempos:

                Había unos pastores…   Se les apareció un ángel…  Les dijo: no temáis…  Os ha nacido un Salvador…  Lo encontrareis envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

De repente los ángeles alababan a Dios diciendo: ¡Gloria a Dios, paz a todos aquellos que gozan de su amor!

La realidad ahora:

                En los tiempos actuales: unos por ser marginados e indigentes, otros por haber endurecido su propio corazón, otros por ser pobres, otros prepotentes y ensimismados, otros por huir de la vida real…  Todos necesitamos ser liberados, salvados.

                En mi caso, sé que no pertenezco del todo a este mundo consumista, pero aun vivo demasiado inmerso en el; he experimentado en mi busca cotidiana que los poderes de este mundo no dan la felicidad, pero sigo tropezando y cayendo en ellos; confió en la personas, pero algunas veces me descubro desconfiando de mi y de ellas.

¡Cuantos años de mi vida obedeciendo a mi ego, a mis deseos! ¡Hazme  Señor el regalo de obedecer solo a tu corazón!

Desde la realidad (mía, tuya, nuestra)…  experimento la necesitad de salvado. Intuyo y percibo la esperanza que emana, hoy,  del nacimiento de Jesús.

¡Nuestros corazones se agitan y están expectantes!

Como en Belén, nuestros ángeles, nos despiertan el corazón y nuestras conciencias, nos anuncian que:  Dios se encarna,  asume  y renueva  toda, toda, toda nuestra realidad: la buena y la mala.  No rechaza la realidad:  la transforma según su manera de amar”.


¡Fíjate en su manera de amar!:

-          En la pobreza. ¿Cómo puede nacer el hijo de Dios en la pobreza? ¡No seria más lógico haber nacido en un palacio, que su pesebre fuera una cuna de oro y plata! ¿Como puede el hijo de Dios no tener posada en donde nacer?

-          En la vulnerabilidad de un niño. ¿Por qué no vino “solo” como Dios? ¿Por qué quiso ser hombre? ¿Por qué no vino siendo todopoderoso?

-           Dios empieza a trastocar nuestra mentalidad, a través de su nacimiento nos dice: no busques mi presencia según tus deseos, sino en tu vida real; no esperes una situación ideal para amar, aprende a amar en cualquier situación. ¡Aquí estoy, serénate, todo tiene sentido! ¡No me busques donde quieras encontrarme, estoy en toda la realidad,  en la tuya también! 

¡Ábrete a Dios, cambia de mentalidad!

Nosotros quedamos perplejos  ante esta manera de amar de nuestro Dios; en cambio  los ángeles entienden su manera de ser, “cantan de alegría”. Ellos ya saben que todo lo que sucede en nuestra historia, bueno y malo,  sirve para que Dios actué a favor de cada uno de sus hijos, de todos nosotros.  Saben que no se trata de dividir el mundo  entre bueno y malo, sino en amarlo todo en Dios.

Que gran noticia: nada de mí, de ti, carece de sentido en Dios, él lo asume y transforma. No hay indignidad ni suspenso si nosotros aceptamos su juicio de amor.

                ¡Los ángeles saben como vivir  “ya” el cielo  en la tierra! Amando toda la realidad.

La realidad en aquellos tiempos:

¿Se fueron a ver si lo anunciado por el ángel era verdad? Se fueron a Belén. ¿Quedaron admirados? ¡Glorificaban y alababan a Dios!

La realidad ahora:

                ¡También nosotros  queremos saber si es verdad que la alternativa no es rechazar, ni huir, ni negar la realidad… sino amarla, aceptarla!!!

                ¡También nosotros queremos sentir la “paz” de Dios en nuestros corazones!!!
            

                Los pastores terminaron glorificando y alabando a Dios. ¿Tú como sientes tu cuerpo en este momento? ¿Puedes ya alabar y glorificar a Dios? ¿O tienes que cambiar algún punto de vista o elaborar algún duelo o aceptar alguna realidad que sientes como amenazante?

                Sigue escuchando las reacciones de tu corazón ante la comunicación que Dios te envía a través de su Palabra, hoy.


La realidad en aquellos tiempos:

                María guardaba estos recuerdos en su corazón.

La realidad ahora:

                ¿Cómo tratas tu corazón?  ¡Trátalo en y desde el corazón de Dios!


                                                                                                                                   Pep Toni